La qüestió de les
religions és, com tothom sap, un dels temes més controvertits que es poden trobar.
Creients i no creients tenen, com és natural, punts de vista oposats, però quan s’expressan amb arguments sòlids i , sobre tot sincers, les aportacions d’uns i altres acostumen a resultar interessants.
A vegades es parla de les religions des de el punt de vista psicològic, altres des de el sociològic o antropològic i a vegades des de el polític, però quan les opinions estan basades en experiències personals, poden resultar força curioses, i més si estàn escrites amb una certa ironia.
És el cas de les que apareixen en el "El libro de los abrazos" de Eduardo Galeano, sota el subtítol de "Teología/1.../2.../3..."
Reprodueixo el primer de la sèrie:
"El catecismo me enseñó, en la infancia, a hacer el bien por conveniencia
y a no hacer el mal por miedo. Dios me ofrecía castigos y recompensas, me
amenazaba con el infierno y me prometía el cielo; y yo temía y creía.
Han pasado los años. Yo ya no temo ni creo. Y en todo caso, pienso, si
merezco ser asado en la parrilla, a eterno fuego lento, que así sea. Así me
salvaré del purgatorio, que estará lleno de horribles turistas de la clase
media; y al fin y al cabo, se hará justicia.
Sinceramente: merecer, merezco. Nunca he matado a nadie, es verdad, pero
ha sido por falta de coraje o de tiempo, y no por falta de ganas. No voy a misa
los domingos, ni en fiestas de guardar. He codiciado a casi todas las mujeres de
mis prójimos, salvo a las feas, y por tanto he violado, al menos en intención,
la propiedad privada que Dios en persona sacralizó en las tablas de Moisés: No
codiciarás a la mujer de tu prójimo, ni a su toro, ni a su asno... Y por si
fuera poco, con premeditación y alevosía he cometido el acto del amor sin el
noble propósito de reproducir la mano de obra. Yo bien sé que el pecado carnal
está mal visto en el alto cielo; pero sospecho que Dios condena lo que ignora".
"El catecismo me enseñó, en la infancia, a hacer el bien por conveniencia
y a no hacer el mal por miedo. Dios me ofrecía castigos y recompensas, me
amenazaba con el infierno y me prometía el cielo; y yo temía y creía.
Han pasado los años. Yo ya no temo ni creo. Y en todo caso, pienso, si
merezco ser asado en la parrilla, a eterno fuego lento, que así sea. Así me
salvaré del purgatorio, que estará lleno de horribles turistas de la clase
media; y al fin y al cabo, se hará justicia.
Sinceramente: merecer, merezco. Nunca he matado a nadie, es verdad, pero
ha sido por falta de coraje o de tiempo, y no por falta de ganas. No voy a misa
los domingos, ni en fiestas de guardar. He codiciado a casi todas las mujeres de
mis prójimos, salvo a las feas, y por tanto he violado, al menos en intención,
la propiedad privada que Dios en persona sacralizó en las tablas de Moisés: No
codiciarás a la mujer de tu prójimo, ni a su toro, ni a su asno... Y por si
fuera poco, con premeditación y alevosía he cometido el acto del amor sin el
noble propósito de reproducir la mano de obra. Yo bien sé que el pecado carnal
está mal visto en el alto cielo; pero sospecho que Dios condena lo que ignora".
2 comentaris:
Amb relació amb el tema (El Tema amb majúscules), jo ja fa temps que no vull polemitzar. Deu de ser cosa de l'edat. Em semblan bé els textos com el de'n Galeano que reculls avui, i els que opinen en sentit contrari no m'interessen en absolut. I de vegades em sap greu, però...
JOSEP LLUÍS: L'esceptisisme sol crèixer amb l'edat, és cert, però quan els que platejen temes universals ho fan desde el coneixement i sobre tot des de la sinceritat (en aquesta qüestió d'avui és especialment transcendent) m'agrada aturar-me en els seus plantejaments, per molt contraposats que siguin. En genertal, però, no acostumen a canviar massa les meves conviccions...també coses de l'edat...o no.
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